Luis Claramunt

Luis Claramunt. Sevilla

  • Galería Ehrhardt Flórez
    Calle de San Lorenzo, 11 - 28004 Madrid
  • Del al
  • https://ehrhardtflorez.com/

Tras varios veranos viajando, en los setenta y principios de los ochenta, a festivales y encuentros de cante jondo en el sur de la península, Luis Claramunt (Barcelona 1951-Zarautz 2000) se establece en Sevilla en 1985.

La pintura desarrollada allí, entre 1985 y 1989, constituye un punto de inflexión determinante a nivel pictórico, temático y compositivo entre sus obras anteriores, más empastadas y figurativas del periodo barcelonés y toda la pintura posterior, mucho más abierta y estilizada.

La intensa relación de Claramunt con las ciudades en las que vivió, acabó marcando cada una de sus series. Los temas y lugares de su pintura se encarnaron de forma incansable en una gran producción de pinturas, dibujos y libros autoeditados: un imaginario que sigue un itinerario personalísimo y a la vez representativo de la evolución de la pintura en España desde los años setenta hasta finales de los noventa del siglo pasado.

La exposición que presentamos ahora, Luis Claramunt. Sevilla, coincidiendo con el veinticinco aniversario de su muerte, se centra en la obra pintada alrededor del año 1985 en la ciudad sevillana y reúne un numeroso grupo de pinturas, acuarelas, dibujos y diverso material de archivo.

Después de un periodo temprano en su ciudad natal, Barcelona, con sus primeras exposiciones en Taller de Picasso o, gracias a Toni Estrany, en la galería Dau al Set, y unas breves estancias posteriores en Madrid, donde expuso en la Galería Buades, Claramunt llega a Sevilla donde a lo largo del tiempo expone en galerías como La Máquina Española, Juana de Aizpuru, o Rafael Ortiz. Hay numerosos testimonios que narran esa llegada a la capital andaluza. La fuente más directa proviene del propio pintor contando su viaje a Sevilla en un reportaje dirigido por Juan Manuel Bonet, en 1986, para el programa de TVE Tiempos Modernos, y que constituye probablemente la única grabación de archivo audiovisual que existe sobre el pintor. Para la que por entonces era su pareja, la artista Teresa Lanceta, Sevilla fue el destino de un viaje que “no tuvo retorno”. Para el agitador cultural Quico Rivas más que un viaje fue una “mudanza”. Y para la comisaria Nuria Enguita fue una “primera parada, alentada por un ambiente propicio”.

“La pintura fue el único motivo para ir y para quedarse: se había vuelto celosa e inaplazable”. Ese traslado, como el que un año más tarde inicia desde Sevilla hacia Marrakech, respondía no sólo a un interés artístico sino fundamentalmente a una forma de entender el mundo. “Como otros grandes viajeros”, escribe Lanceta, “eligió como destino el propio viaje y encontró en las calles el paisaje donde transitar la vida”. Una vida de “travelling”, como la denominó Ángel González, con cierto aire nómada y de “costumbres fijas”.